Hay un cuerpo, y en el cuerpo una cicatriz
Resumen
El presente ensayo se elabora a partir del texto Vida precaria, de la filósofa Judith Butler, y el cuento de la escritora Mariana Enríquez Lo que perdimos en el fuego. El objetivo es analizar la exposición y la complicidad con la violencia que nos sitúan en una condición de vulnerabilidad y duelo dentro del marco de una comunidad. La intención de Butler es la de repensar una comunidad que abrace la vulnerabilidad y la pérdida.
Y desde el cuento de Mariana Enríquez, en donde el personaje principal es una mujer que sube al subterráneo quien tiene la cara y los brazos desfigurados por el fuego y que pide dinero, si bien aclara que no es para su recuperación, pedía dinero para sus gastos, que las quemaduras se las hizo su marido con quien llevaba tres años casada: Juan Martín Pozzi, quien por celos una noche le echó alcohol en la cara. Sube todas las noches al subterráneo y saluda de beso a los pasajeros, se viste con ropa ajustada y transparencias lo cual según la autora resultaba ofensivo. Es a partir de varias mujeres que resultan quemadas por sus parejas que deciden quemarse por sí mismas, generando un ambiente de rareza en el cuento.
Resultado de ambos, lo que pretendo resaltar es el sentido de comunidad que surge entre las mujeres, como precedente para atender las emociones de una sociedad en la que la desigualdad abunda, así como la elaboración del duelo, atendiendo a la vulnerabilidad de las mujeres, pero también de las sensaciones que provoca la proximidad y visibilidad de aquellas mujeres que deciden quemarse, mostrar sus cicatrices y contar sus historias.